La ciudad de Sevilla está acelerando su compromiso con la Estrategia de Economía Circular 2030 de España, impulsando a las instalaciones de reciclaje a adoptar tecnologías de bajas emisiones y eficiencia energética.Para cumplir con estas normas, una de las principales plantas de recuperación de metales, seleccionó a WANSHIDA para suministrar una embaladora de chatarra de nueva generación que satisfaga las estrictas regulaciones de la UE y reduzca los costes operativos.

La máquina de embalaje de chatarra hidráulica Y83/T-250B proporciona una fuerza de empuje y corte de 250 toneladas para el cilindro con una presión de trabajo máxima de 25 MPa.Su cámara de compresión de 2000×1750×900 mm produce 500×500 mm de fardos de alta densidad en un ciclo de secado rápido de 90 segundosUn potente motor de 90 kW permite que la prensa de chatarra mantenga un rendimiento constante de 5 toneladas por hora, reduciendo el consumo de energía en aproximadamente un 15%.

La instalación se completó en menos de tres semanas, incluida la certificación CE y la capacitación del operador.El personal se adaptó rápidamente a la interfaz de control del PLC y elogió la descarga de empuje para un manejo seguro y eficiente de las balasLa planta informa que la empaladadora de reciclaje de metales ha mejorado la productividad general en un 30% y ha reducido los costes de transporte en un 20%, gracias a las balas densas y uniformes que maximizan el espacio del contenedor.

El impacto ambiental fue un factor clave en la decisión. El uso de esta empaladadora hidráulica de metales ha permitido a las instalaciones de Sevilla reducir las emisiones de carbono al disminuir el número de envíos salientes.El sistema hidráulico de eficiencia energética de la empaladadora ayuda a alcanzar los estrictos objetivos de ahorro energético de España manteniendo la rentabilidad.

Al invertir en equipos avanzados de WANSHIDA, el centro de reciclaje de Sevilla se ha convertido en un modelo de operaciones sostenibles en el sur de España.Demostrando que una empaladadora de chatarra de última generación puede reducir los costes y apoyar los objetivos medioambientales.